martes, 7 de mayo de 2013

"¿Me das tu Tuenti?" "¿Tienes Whatsapp?" Imagen digital y adolescentes

"¿Me das tu Tuenti?" "¿Tienes Whatsapp?" Imagen digital y adolescentes


Carmen Viana Prieto. Licenciada en Ciencias de la Educación. Especialista en Coaching Educativo. Directora General Academia Centro Psicopedagógico B2learning (Málaga)
29/04/2013
Este es el lenguaje habitual entre nuestros adolescentes…y los que aún no lo son….

Niños y niñas menores de 12 años se manejan en las redes sociales sin complejos ni miedos, como no lo hacen ni lo harían en su medio natural social (léase, por ejemplo, en el patio del Instituto a la hora del recreo). Y es que estos medios facilitan enormemente la posibilidad de comunicarse con los demás venciendo temores y timidez, y estos sentimientos y las emociones que producen son el pan de cada de día de nuestros adolescentes... por tanto, ¿cómo no aprovechar que pueden  expresarse sin complejos o sin tener que presenciar ni sentir físicamente la reacción de la otra persona?

Ya en el año 2009, la Universidad Camilo José Cela publicaba un estudio en el que se recogía que el 97,9% de los adolescentes españoles entre 12 y 17 años  tenían móvil. Y se apuntaba un dato que corrobora nuestra afirmación introductoria: comienzan a utilizarlo entre los 8 y los 12 años.  En esto de las Nuevas Tecnologías el tiempo vuela….y lo que ayer era una auténtica revolución, hoy ya es pasado. Los chicos y chicas de estas edades se adaptan a estos cambios con una facilidad pasmosa y han hecho de las redes sociales un auténtico leitmotiven más de un caso.

Podemos quedarnos con las ventajas que nos proporcionan  estos medios: sirven para comunicarnos, se superan inquietudes propias de la relación social tú a tú, se amplía el círculo de conocidos...estos aspectos son, sin duda, positivos para la evolución personal en la que se encuentra una persona en este período vital que tratamos. Sin embargo, no se nos puede escapar que se está dando una cierta  tendencia a relativizar ciertos valores como el derecho a la intimidad (que no es poco) y se está apoltronando el "just in time" en el mundo virtual de los chicos, sin que esto tenga una correspondencia con la vida real.

Con una facilidad y rapidez asombrosas, los adolescentes manifiestan sus estados de ánimo y sus sentimientos en cualquier "muro" al que tienen acceso no sólo conocidos y familiares.  En Twitter  podemos encontrar frases como: "Levantándome por la mañana pensando en ti @menganitoperez""Andando hasta el instituto, solo, sin ti @xx. La seguridad en sus actuaciones digitales y la protección de sus datos no es algo que les preocupe, y con frecuencia no son conscientes de la repercusión que puede llegar a tener esa exposición personal tan íntima.

Los conceptos amistad virtual y amistad real son diferenciados claramente por los adolescentes (conceptos tomados del artículo "Los Adolescentes y las Redes Sociales" del Ministerio de Educación de la Nación, publicado en 2010 en Argentina).   Según sus autores, los chicos y chicas son capaces de diferenciar sentimientos expresados desde la realidad virtual y los sentimientos expresados en una relación personal tú a tú, donde se implican efectivamente habilidades sociales y competencias emocionales con tintes  de veracidad.  Pues bien, discrepo de esta opinión,  y me resisto a darla por generalizable, dado que por mi experiencia, es frecuente observar cómo los chicos y chicas de estas edades tienen su autoestima, entre otros condicionantes muy relacionados, pendiente de los comentarios de amigos  o seguidores de la cuenta en la red social en cuestión, o bien simplemente del número de seguidores o de "Me gusta" que reciban. No es tan claro pues, que sepan diferenciar entre la amistad virtual y la amistad real.

Imaginemos el caso de un adolescente con personalidad lábil emocionalmente, necesitado de la aceptación de los iguales, que actúa más en función  de lo que esperan de él,  que de responder a sus propios deseos. ¿Cómo reaccionará esta persona en caso de ser  ignorada por otros en las redes sociales en las que participa? Si tuviera una autoestima fuerte, no le daría más importancia al asunto de la que tiene. En cambio, si no es así, puede sentirse rechazado y solo, lo cual puede desembocar en depresión y en el fortalecimiento de una identidad social equivocada, basada en percepciones erróneas. En la construcción de estos pensamientos es fundamental  el papel que desempeñamos padres y educadores. Los adultos somos los responsables de orientar a los jóvenes, desde su primer momento vital, en la construcción de su identidad y autoestima, con estilos de liderazgo educativos basados en la tolerancia, el respeto a la individualidad y  valorando positivamente el esfuerzo  y la superación de dificultades y exigiendo la asunción de responsabilidades por las propias acciones.

Nuestro papel educador cobra hoy más importancia que nunca. Cuando son pequeños y van a la Escuela Infantil, nos preocupamos si nuestro hijo se mantiene aislado. Sin embargo, cuando es adolescente, no le damos tanto valor a sus relaciones sociales,  y en cambio son tan importantes o más que en esas épocas tempranas.  En la actualidad, en estas relaciones, las redes sociales juegan un papel muy importante, como hemos señalado, y el rol que hemos de asumir es el de conducir y guiar a nuestros adolescentes en la valoración justa de su importanciahaciéndoles ver que la verdadera relación humana es aquella que va más allá de una rápida respuesta a un Whatsapp y que la asertividad y la empatía son valores fundamentales en las relaciones sociales de toda índole. Las redes sociales juegan un papel complementario en las relaciones sociales que se mantienen, no pueden ser protagonistas ni condicionar la verdadera relación social.

Pero las reflexiones acerca de este tema no acaban aquí, otro ejemplo:  la filosofía just in time: tal como lo pienso, lo digo (mejor dicho;  lo escribo).  ¿Estamos dejando de ser reflexivos? ¿Nuestros adolescentes son capaces de pensar y reflexionar acerca de lo que expresan con tanta celeridad en las redes? ¿Estamos permitiendo que los más jóvenes se olviden de que existen valores como la paciencia o la oportunidad de nuestras acciones?  Como educadores,  ¡enseñemos a pensar!

Los chicos y chicas adolescentes se manejan con otros tiempos, tiempos de satisfacer deseos casi antes de ser expresados. Y los adultos los hemos acostumbrado a ello: la filosofía "ahora lo quiero" – "ahora lo tengo". Resultado: es difícil que valoren que el esfuerzo y la reflexión tengan algún beneficio. Las redes sociales son una importante herramienta de interacción, y  su uso por parte de personas adultas y de menor edad debe estar orientado considerando la importancia de los mensajes que transmitimos, en definitiva desde el respeto al otro. De nuevo quisiera destacar  nuestra responsabilidad como adultos en la orientación de los más jóvenes, y en el ejemplo que estamos ofreciendo y que debemos ofrecer.

Con estas pinceladas se abordan unas pocas reflexiones sobre las redes sociales y su uso por parte de los adolescentes, sin duda,  hay muchas más. La huella digital que vamos dejando merece un artículo aparte. Los jóvenes hacen un escaparate de su vida en las redes sociales, como muestra de ello está, por ejemplo, el archiconocido video de Youtube en el que una chica se queda mechón de pelo en mano mientras realiza un tutorial acerca de cómo peinar ondas; o ese otro video del joven estadounidense de 14 años,  que muestra al mundo sus problemas de identidad sexual y anuncia su suicidio, resultando que afortunadamente no cumple su amenaza, aunque eso sí, sus intenciones y problemas están a la vista de todos hoy día pese a que el video es del año 2011.

La huella digital existe y puede ser utilizada por otros, por ejemplo, para investigar al candidato perfecto en un proceso de selección de personal. En determinados casos es como si abriéramos nuestro diario personal a un público desconocido. Los chicos y chicas adolescentes comparten fotos propias en  las redes sociales  sin considerar que su privacidad y seguridad está en peligro. Esta es, de nuevo, una llamada de atención para padres y educadores.

En resumen, deseamos  terminar este artículo tan repleto de matices  como el tema en cuestión,  con un mensaje optimista: ¡Estamos a tiempo! Como adultos, podemos y debemos implicarnos, entendamos estas herramientas tan poderosas  para el bien común y el bien particular, educando y orientando su uso y su valor  en aras de que nuestros  protagonistas adolescentes sean capaces de entender que "Quien tiene un amigo, tiene un tesoro", tenga o no tenga Whatsapp.

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